lunes, 6 de mayo de 2013


Corrientes y la Cruz. Es bueno que los correntinos podamos celebrar el Mes de Corrientes como oportunidad para la reflexión y la oración. Este importante mes empieza con la fecha de la fundación de nuestra ciudad, el 3 de abril; y culmina con la fiesta de la Cruz de los Milagros, el 3 de mayo. Este año nuestra ciudad cumple cuatrocientos veinticinco años, ya que fue fundada en 1588.
Oportunidad para la reflexión. A nuestra ciudad, a la sociedad, la construimos entre todos. Eso es la política, cuando los ciudadanos participan en la construcción de la ciudad, de la sociedad. Por eso con toda razón se dice que “el hombre es político por naturaleza”, porque está llamado a unirse a los demás en los esfuerzos por construir la sociedad. Nadie vive solo ni es una isla; por eso el aislarse, el cortarse solo, como si los demás no existieran, es una forma de egoísmo; ése no debería reclamar nada de los demás. Todos somos políticos, y no sólo “los políticos”. Todo ciudadano es político; y lo es porque tiene responsabilidades para con la sociedad, responsabilidades que van mucho más allá del pago de los impuestos.
No se debe esperar todo de la clase política, de los gobernantes. El ciudadano se expresa en el voto, pero la vida ciudadana es mucho más que ir a votar o que ir a pagar los impuestos. Participar, ¡esa es la consigna! Participar con ideas, con proyectos, en un partido político, en una organización intermedia, etc.
Los obispos de la Argentina nos hablaron de (De allí ) la necesidad urgente que todos los argentinos, y especialmente los cristianos, descubramos mejor nuestra vocación por el bien común, y así nos convirtamos “de habitantes en ciudadanos”, corresponsables de la vida social y política, a lo que nos ayuda el conocimiento y la aplicación de la Doctrina Social de la IglesiaCompromiso ciudadano
Tenemos que reflexionar entonces que no es suficiente con ser habitante de un lugar, que es necesario convertirnos en ciudadanos, por la participación en la construcción de la sociedad. En esto podemos hacer, y mucho; porque son incontables las personas que siguen pensando que la política es algo malo, y que es aconsejable alejarse de todo lo que huela a política. Ese pensamiento es un prejuicio que lleva a pecados de omisión.

Oportunidad para la oración. Los cristianos buscamos las cosas de arriba sin olvidar las de abajo. “No son del mundo pero están en el mundo”, decía Jesús. Por tanto, no debemos desentendernos de la construcción de la sociedad; y eso incluye -necesariamente- la política.
Confiamos en la gracia de Dios, en la asistencia del Espíritu en medio de nuestros trabajos. “A Dios rogando y con el mazo dando”, dice el refrán español. Trabajamos con todas las energías y las fuerzas, y a su vez confiamos en la divina providencia. San Agustín decía algo así: Actuar como si todo dependiera de mí; y a su vez rezando como si todo dependiera de Dios.
La Doctrina Social de la Iglesia es nuestra guía. Por eso no debería faltar en nuestra biblioteca y lectura el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia del Pontificio Consejo Justicia y Paz.
¡Que el Mes de Corrientes sea algo más que una serie de actos culturales, que son buenos, pero no son suficientes! Como ciudadanos debe ser una ayuda para la reflexión; y como cristiano, además, para la oración. 

HISTORIA DE CORRIENTES

Fundación de la ciudad Corrientes. El Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón funda la “ciudad de Vera” -hoy ciudad de Corrientes- el 3 de abril de 1588. El lugar elegido: la actual plaza 25 de Mayo y sus alrededores. El terreno señalado para la iglesia: el ocupado por la casa de gobierno de la provincia.
Tradición y tradiciones. Por tradición oral se ha transmitido de generación en generación la historia de la cruz del milagro, cuyo núcleo principal y unánime es: 
En vistas a la fundación de la ciudad de Corrientes los conquistadores españoles construyen un fuerte en Arazaty (zona de la bajada del Puente Chaco-Corrientes), como base de exploración y organización del territorio; muy cerca del asentamiento levantan una cruz armada con trozos de urunday. En fecha cercana a la fundación son atacados por grupos de naturales, quienes, ante el resultado negativo, y con la creencia de que la cruz funciona como un hechizo protector, intentan aniquilarla con fuego. A pesar de los reiterados intentos, la cruz no entra en combustión. El milagro de la cruz, según la unánime y principal TRADICIÓN, es entonces: 
1) la incombustión de la cruz 
2) y la convivencia pacífica y progresiva que resulta de la deposición de la actitud hostil por parte de los naturales ante aquel suceso prodigioso.
De la tradición principal, sobre la que hay un acuerdo unánime, se desprenden tradiciones secundarias que suman elementos difíciles de compatibilizar entre sí, con la realidad, y con la esencia de un hecho prodigioso visto desde la fe: 
a) tradición del rayo: afirma que, mientras los naturales intentan quemar la cruz un rayo fulmina, por los menos, a tres de ellos. El rayo se interpretada como una intervención divina en favor de los españoles. Debido a esta tradición las pinturas que plasman el milagro de la cruz incluyen el supuesto rayo divino; interpretación que la Iglesia no acompaña, no sólo por rayar con la discriminación del aborigen sino también porque carece de fundamento sólido. 
b) tradición del arcabuz: afirma que un tiro de arcabuz español mata a un aborigen; tiro interpretado como rayo, procedente de la divinidad. En este caso la postura de la Iglesia es idéntica a la que toma con la tradición anterior. Además, según los historiadores, en esos días los naturales tenían conocimiento de los ruidos que producían las distintas armas y de sus consecuencias; lo cual es probable, si tenemos en cuenta que los españoles navegaban el Paraná desde 1527. 
La ermita de la Cruz. Una vez fundada la ciudad los primeros habitantes ocupan las parcelas de tierra que les corresponde, mientras que la Cruz queda en el lugar original. Para resguardarla de lluvias y del sol, le construyen una especie de techado conocido entonces como “la ermita de la Cruz”.
El valor de la Cruz. La Cruz de los Milagros tiene el mismo valor que cualquier cruz. En efecto la cruz es el símbolo que resume la fe en Jesucristo, Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, quien da su vida por nosotros y resucita de entre los muertos. La cruz simboliza no solamente el sufrimiento y el dolor sino también la Vida y la Resurrección; razón por la cual tenemos una cruz en nuestras casas; y el porqué de las cruces en los cementerios: por la esperanza de vida nueva, de resurrección.
La Cruz de los Milagros, además, es una reliquia: se trata del madero bajo cuya sombra nace y crece la ciudad de Corrientes; por lo que merece cuidado y respeto de todos los correntinos. 
Se la llama cruz fundacional porque se trataría de la cruz plantada en el lugar de la fundación de la ciudad. Aunque este sentido parece no corresponder a la verdad histórica es fundacional en cuanto inspira un sentir común y en cuanto simboliza la primera evangelización, junto con la Virgen de Itatí.
El milagro en la piedad popular. En la Iglesia la palabra “milagro” tiene varios significados:
a) En sentido estricto un milagro supone la suspensión de una ley natural. Por ejemplo una curación de una enfermedad terminal; o una curación instantánea de una enfermedad que normalmente tarda en sanar. 
b) En sentido amplio llamamos milagros a los favores divinos y a las intervenciones de la providencia. Así decimos, por ejemplo después de un accidente, que “nos salvamos de milagro”, sin intención de afirmar la suspensión de una ley natural. 
c) En un sentido muy amplio hablamos del milagro de la vida; por ejemplo cuando contemplamos la vegetación, o nos quedamos maravillados ante la variedad de especies animales, o ante la grandeza de la vida y de las capacidades humanas. 
Cuando hablamos de la Cruz de los “milagros”, en esta palabra incluimos todos los beneficios,
gracias e intervenciones de la providencia, que con toda razón, llamamos milagros (aunque no haya leyes naturales suspendidas).

El culto de la Cruz de los Milagros. Las Actas capitulares (registros oficiales del cabildo civil) a partir de 1660 registran procesiones con la Virgen de la Merced y la Virgen de Rosario a la ermita de la Cruz. Como las procesiones, por lo general, se hacían de noche los caminos se iluminaban con velas, velones, candiles y fuego; lo que es recordado con las actuales luminarias.
Traslado de la Cruz. Para salvaguardar la Cruz de los ataques de tribus nómadas, y para tenerla un poco más cerca, pueblo y autoridades la trasladan al solar actual el viernes 10 de marzo de 1730 (a las 3 de la tarde). Para cobijarla le construyen una primera capilla. Por el deterioro de ésta en 1808 se inaugura una nueva. Casi cincuenta años después se la mejora con un campanario.
El Curato de San José. El 19 de diciembre de 1825 la autoridad eclesiástica con sede en Buenos Aires crea el Curato (parroquia) de San José en esta ciudad, aprobado en Corrientes por el gobernador Pedro Ferré el 10 de marzo de 1826. Mientras se proyecta la construcción de un templo para este curato, provisoriamente se le asigna como sede la Iglesia de la Cruz de los Milagros. En el primer libro de bautismos de la parroquia San José se encuentra lo siguiente: “El día quince de marzo de 1826 yo, el Dr. Don Vicente Fernández Blanco, cura rector, vicario y juez eclesiástico del curato de la feligresía de San José, bauticé solemnemente en la Iglesia de la Cruz de los Milagros (asignada provisionalmente por iglesia parroquial de dicha feligresía) a ...” (Libro I, pág. 1). Por vaya a saber qué avatares la parroquia San José nunca tuvo templo propio; y es suprimida el 3 de diciembre de 1872. En esa fecha se cierra el registro de los bautismos y los libros son entregados a la Iglesia del Rosario.
En tiempos del gobernador Ferré se anexa al Santuario de la Cruz un cementerio; el que es clausurado casi al mismo tiempo que la parroquia San José. 
Debido a la importancia de la Cruz de los Milagros en la vida de la ciudad el 4 de mayo de 1828 el gobernador Ferré inaugura una columna conmemorativa, el mismo que actualmente se encuentra en la bajada del puente General Manuel Belgrano
.
El templo actual. El 3 de mayo de 1888, durante la celebración del tercer centenario de la ciudad de Corrientes, se coloca la piedra fundamental del templo actual. El obispo de Buenos Aires, don Uladislao Castellano, lo bendice y consagra el sábado 5 de junio de 1897.
Debido al deterioro de la construcción, y mientras se la refaccionada, desde 1905 a 1911 la Cruz es guardada en la Iglesia del Rosario (hoy Catedral). Mientras tanto, el 3 de febrero de 1910 el Papa Pío X crea la Diócesis de Corrientes abarcando la Provincia y el Territorio Nacional de Misiones. El 4 de junio del año siguiente Luis María Niella es consagrado obispo de Corrientes. Una de sus primeras decisiones es el traslado de la Cruz a su templo refaccionado. En un decreto dispone que “el (domingo) 3 de septiembre, a las 3 ½ p.m., en solemne i grandiosa procesión, rezando el santo rosario, i sin banda de música, ni repiques, ni ruidos extraños, sea trasladado nuestro lábaro santo acompañado de todo nuestro clero secular i regular i de todos los fieles de esta ciudad”. 
Además, en el mismo decreto, el Obispo pedía oraciones por la nueva diócesis y por sus intenciones. (Primer Libro de Decretos, pág. 7, 31 de agosto de 1911).
El templo -hasta entonces- contaba con dos hermosas torres y una cúpula, las que allá por 1912 son derribarlas porque, según se decía, amenazaba derrumbe. 
El 19 diciembre de 1913 el obispo Niella firma un decreto por el que crea la parroquia La Santísima Cruz de los Milagros; y dispone que la fecha de vigencia sea el 1 de enero de 1914.
El 30 de abril de 2010 el templo se clausura por el mal estado de revoques en la parte superior. Mientras se practica la restauración provisoriamente la Cruz se traslada el siguiente 4 de septiembre a la Catedral. Y se la regresa el 11 de octubre de 2012, día en el que la Iglesia inicia el Año de la fe. 
La Cruz y la Virgen de Itatí. Las dos grandes devociones de los correntinos católicos son: a la Cruz de los Milagros y a la Virgen de Itatí. La Cruz está incluida en el escudo de la Provincia y en el de la Municipalidad; y la imagen de la Virgen de Itatí se encuentra por todos lados: en las casas de las familias y en casi todas las iglesias y oficinas públicas.
Del 8 al 20 de julio de 1900 la imagen auténtica de la Virgen de Itatí es trasladada en barco hasta la ciudad de Corrientes para su coronación pontificia. Es depositada en la Iglesia del Rosario. El 16 de julio, por la mañana, es traída al atrio de este templo de la Cruz. En solemne ceremonia, el obispo Rosendo de la Lastra y Gordillo deposita la corona, bendecida por León XIII, sobre la cabeza de la imagen. 
¡El templo que cobija el madero de la Cruz, tiene el privilegio de haber sido la sede de la coronación pontificia de la imagen auténtica de la Virgen de Itatí!
El 23 de abril de 1918 el obispo Niella proclama a Nuestra Señora de Itatí PATRONA y PROTECTORA de Corrientes. En septiembre de 1954 es traída por segunda vez, para la consagración de la Diócesis al Inmaculado Corazón de María. En efecto, el domingo 12 de septiembre, mons. Francisco Vicentín, segundo obispo de Corrientes, consagra la Diócesis a la Santísima Virgen en este solar histórico. Treinta misioneros realizan una gran misión teniendo como sede el santuario de la Cruz. Una tercera vez -en automóvil-, en 1960, cuando se celebra los cincuenta años de la diócesis y las bodas de plata de ordenación episcopal de mons. Vicentín. Esta vez son cincuenta los misioneros en los distintos barrios de la ciudad para las Misiones Generales; antes que en la ciudad, misionan en el interior. Por cuarta vez la imagen de la Virgen de Itatí es traída aquí en 1965, para la conclusión de otra Misión
General.
Luminarias. Al anochecer del 2 de mayo –víspera de la fiesta– los correntinos practicamos las luminarias encendiendo velas para manifestar nuestra fe en Jesucristo que dio su vida por nosotros en la cruz y se llamó a sí mismo la luz del mundo. Con estas luces reconocemos que la Cruz ilumina nuestro caminar; y deseamos entrar en comunión con nuestros mayores que iluminaban con velas y candiles su peregrinación hacia la ermita. 
¿Cuántas velas debemos encender? Lo interesante es participar y continuar con la rica y significativa tradición. Algunas familias encienden una vela por cada miembro; otras, siete (por las siete puntas de la ciudad de Corrientes); otras, tres (por la Santísima Trinidad y/o por la fecha de la fundación de la ciudad).
Fiesta en Corrientes. La fiesta de la Cruz se celebraba en el día de la fundación de la ciudad, el 3 de abril; y a partir de 1806, por disposición del obispo Benito de Lué y Riega, el 3 de mayo, a fin de evitar coincidencia con el comienzo de la semana santa. En la actualidad ambas fechas significativas se aprovechan para enmarcar el Mes de Corrientes. 
El 3 de mayo celebramos solemnemente la fiesta de la Cruz de los Milagros, participando con entusiasmo de las distintas celebraciones, especialmente de la procesión y posterior misa.
Por una cuestión de seguridad y preservación hace varias décadas que la auténtica Cruz no se saca de su retablo para la procesión. Se encuentra en buen estado, pero debemos cuidarla: es el madero histórico que las próximas generaciones tienen el derecho de contemplar y de seguir creciendo a su sombra. Pensemos que se trata de la cruz que acompaña la historia de la ciudad de Corrientes desde sus comienzos.
¡Viva la Cruz de los Milagros!


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