El antropólogo José Miceli explicó
la historia e importancia de la celebración en honor a los muertos y
destacó su trasfondo social. También trazó una diferencia con Halloween, otra
fecha que rinde culto a los muertos y que ha generado en la ciudad una manifestación
en su contra.
Hoy se realiza en Corrientes la fiesta
tradicional “Ángeles Somos”, la cual busca homenajear a los difuntos. Durante
toda la jornada los niños disfrazados de ángeles piden dulces yendo casa por
casa. No obstante, la celebración tiene un origen hispánico y se extiende hasta
mañana.
“La víspera de 1 y 2 de noviembre, familiares y amigos de los fallecidos recorren casa por casa a brindar cánticos y refranes y la mayoría de las veces son obsequiados con comidas y dulces tradicionales y no tradicionales, según sea esta práctica realizada en el campo o la ciudad”, explicó a El Litoral el antropólogo José Miceli.
Asimismo, recalcó que “es una conmemoración festiva conocida como Ángeles Somos y Ángeles Tomos, cuyo origen se remonta a las épocas de la hispanidad y no existen fechas precisas que se conozcan pues se trata de una expresión popular de tradición oral y vivencialidad”.
Como se dijo, la festividad se divide en dos días, el primero (por hoy) está destinado a recordar y conmemorar a bebés y niños que fallecieron, y para eso salen los niños a pedir golosinas o juguetes invocando: “Ángeles somos que lo juntan y luego lo reparten entre sí”.
Al día siguiente, 2 de noviembre, salen al atardecer los adultos, invocando: “Ángeles tomos o ángeles loros”. Al respecto, Miceli explica: “Porque en algunos casos se finge la voz y se le da a los recitados o serenatas un efecto picaresco, como una manera de relajar las tensiones que provocó el recuerdo del ser querido que murió”.
Con respecto a la aparente asociación que “Ángeles Somos” tiene con la “noche de brujas”, Miceli señaló que esa festividad proviene del mundo anglosajón y sirve como parte de un culto a los muertos.
“Halloween, culto de origen celta. La sociedad celta, durante la cuarta y última celebración sagrada del año según su calendario que marcaba el comienzo del año nuevo: el primero de noviembre se realizaba un festival que antes como ahora se iniciaba en la noche del 31 de octubre, llamado Sa-main”, contó y agregó que “se creía que el Samain re-presentaba la época en la que los espíritus de los muertos retornaban de sus lugares de reposo para vagar en la tierra entre los vivos”, sintetizó el licenciado en antropología.
Sobre la implementación de esta fiesta pagana en nuestra sociedad, Miceli aclaró que “en nuestro país y en nuestra zona se observa hoy una influencia que promueve la implantación de este culto transformado superficialmente en un formato de fiestas de disfraces y bailes, producto de la transculturación que parte de los medios masivos de comunicación, principalmente cine y televisión, que se asienta en la franja adolescente sin contenidos vivenciados culturalmente y promovidos comercialmente”.
Con respecto al trasfondo que cada celebración posee, reflexionó que “existe una marcada diferencia en cuanto a la concepción de los muertos que tienen el Halloween y el Ángeles Somos y Ángeles Tomos: en uno emerge lo espectral y lo maligno, en el otro los muertos, al ser los propios antepasados familiares, son protectores y guardianes del destino de sus parientes vivos. Estos últimos son considerados sus ‘deudos’, pues su deuda consiste en no olvidarlos y en acompañarlos simbólicamente en las fechas conmemorativas”. finalizó el referente del Gabinete de Investigación Antropológica.
“La víspera de 1 y 2 de noviembre, familiares y amigos de los fallecidos recorren casa por casa a brindar cánticos y refranes y la mayoría de las veces son obsequiados con comidas y dulces tradicionales y no tradicionales, según sea esta práctica realizada en el campo o la ciudad”, explicó a El Litoral el antropólogo José Miceli.
Asimismo, recalcó que “es una conmemoración festiva conocida como Ángeles Somos y Ángeles Tomos, cuyo origen se remonta a las épocas de la hispanidad y no existen fechas precisas que se conozcan pues se trata de una expresión popular de tradición oral y vivencialidad”.
Como se dijo, la festividad se divide en dos días, el primero (por hoy) está destinado a recordar y conmemorar a bebés y niños que fallecieron, y para eso salen los niños a pedir golosinas o juguetes invocando: “Ángeles somos que lo juntan y luego lo reparten entre sí”.
Al día siguiente, 2 de noviembre, salen al atardecer los adultos, invocando: “Ángeles tomos o ángeles loros”. Al respecto, Miceli explica: “Porque en algunos casos se finge la voz y se le da a los recitados o serenatas un efecto picaresco, como una manera de relajar las tensiones que provocó el recuerdo del ser querido que murió”.
Con respecto a la aparente asociación que “Ángeles Somos” tiene con la “noche de brujas”, Miceli señaló que esa festividad proviene del mundo anglosajón y sirve como parte de un culto a los muertos.
“Halloween, culto de origen celta. La sociedad celta, durante la cuarta y última celebración sagrada del año según su calendario que marcaba el comienzo del año nuevo: el primero de noviembre se realizaba un festival que antes como ahora se iniciaba en la noche del 31 de octubre, llamado Sa-main”, contó y agregó que “se creía que el Samain re-presentaba la época en la que los espíritus de los muertos retornaban de sus lugares de reposo para vagar en la tierra entre los vivos”, sintetizó el licenciado en antropología.
Sobre la implementación de esta fiesta pagana en nuestra sociedad, Miceli aclaró que “en nuestro país y en nuestra zona se observa hoy una influencia que promueve la implantación de este culto transformado superficialmente en un formato de fiestas de disfraces y bailes, producto de la transculturación que parte de los medios masivos de comunicación, principalmente cine y televisión, que se asienta en la franja adolescente sin contenidos vivenciados culturalmente y promovidos comercialmente”.
Con respecto al trasfondo que cada celebración posee, reflexionó que “existe una marcada diferencia en cuanto a la concepción de los muertos que tienen el Halloween y el Ángeles Somos y Ángeles Tomos: en uno emerge lo espectral y lo maligno, en el otro los muertos, al ser los propios antepasados familiares, son protectores y guardianes del destino de sus parientes vivos. Estos últimos son considerados sus ‘deudos’, pues su deuda consiste en no olvidarlos y en acompañarlos simbólicamente en las fechas conmemorativas”. finalizó el referente del Gabinete de Investigación Antropológica.
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