¡Llegó el otoño! Los días más cortos,
aparecen nuevos olores, nuevos colores... las hojas se caen, el viento sopla
más fuerte a la tarde. La temperatura cambia, pero eso no quita que los niños
deben divertirse al aire libre, jugando con las hojas y con todo lo que nos
ofrece esta nueva estación.
CUENTO INDIO: “El Árbol de Otoño”.
Hace
mucho tiempo en una tribu vivía un indio muy especial. Era un trotamundos:
recorría todos los países y, cuando regresaba a casa, los demás indios lo recibían
con alegría. Se llamaba CORRECAMINOS.
Siempre
traía consigo un saco lleno de historias que iba recogiendo por todo el mundo.
Nada más llegar se sentaban todos alrededor de la hoguera a escuchar sus
relatos.
Un
día les dijo que había una tierra que tenía un clima tan suave que podía
decirse que siempre era primavera. Y, en ocasiones, los árboles vestían colores
dorados y rojas se llamaba EL OTOÑO.
Los otros indios no le creyeron porque nunca habían visto árboles de aquel color, no conocían el otoño. Solo tenían invierno, primavera y verano. Debería traer un árbol de otoño.
Y
de esta forma Correcaminos recorrió el mundo preguntando a la gente donde podía
encontrar el otoño. Pero nadie le sabía contestar.
Pasaron
muchos años, tantos que Correcaminos ya tenía el pelo blanco. Y caminando llegó
a un lugar misterioso…
En
una cueva encontró a un gigante que se presentó como el Señor del frío. Éste le
dijo: “Si de verdad quieres encontrar el otoño te va a costar la vida, ¿serás
valiente? Correcaminos contestó que sí.
Siguió
el camino que le indicó el Señor del Frío y se encontró cerca de su aldea, al
lado de una roca donde nacía la fuente del otoño y probó su agua.
Entonces
notó que sus pies se hundían en la tierra como si tuvieran raíces y que sus
brazos y manos se estiraban llenándose e hojas rojas y doradas.
Una
suave brisa perfumada llegó hasta el poblado, los indios al seguirla se
quedaron fascinados por el árbol y comprendieron que Correcaminos por fin les
había traído el otoño.
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